Entrevista exclusiva a Eduardo Pucci (segunda parte)

Eduardo Pucci es director de la Organización para la Protección de los Recursos Pesqueros en el Atlántico Sur (OPRAS).

Pregunta (P): Los empresarios se ven sometidos a variables de índole climática, oceanográficas, consecuencias del cambio climático, etc. Pero también a un montón de situaciones de acompañamiento legislativo de los Estados. ¿Cómo funciona?

Respuesta (R): Es un tema largo el de los Estados. Están reunidos, básicamente, a través de las convocatorias que realizan la FAO y la ONU. Normalmente te vas a encontrar que la mayoría de los Estados está demostrando un creciente interés y una disposición a tratar este tema de los océanos conjuntamente con esta explosión de conocimiento acerca de la contaminación y de los problemas oceánicos globales, que ha despertado una conciencia distinta en muchos actores de nivel público.

Los océanos en general están cumpliendo con mayor énfasis las normas internacionales vinculantes, pero esta es la parte larga del tema: hay una brecha entre aquellos Estados que defienden sus recursos, o que lo pretenden, de aquellos que pescan a distancia en busca de recursos. Éstos son los que traban los avances que tienen que ver con derecho internacional. Sin normas vinculantes, lo que los Estaos pueden hacer es poco. No quiero hacer hincapié en el caso argentino porque tiene otras connotaciones que tienen que ver con temas geopolíticos de larga data, pero hay una serie de normas que todavía el Estado argentino no ha ratificado y otros países sí, incluso en la región. Sin embargo, en el contexto internacional lo que se puede ver es un movimiento general de todos los Estados hacia una mayor organización en altamar y a un concepto en el que nunca más sea considerado zona libre.

(P): Por eso la importancia de OPRAS. El punto es tratar de poner orden siempre con un enfoque ecosistémico en un tema de un recurso que, además, es una fuente importantísima e imprescindible de alimentación para la humanidad, que cada vez tiene más hambre.

(R): Por supuesto. La iniciativa nuestra, en general, viene a suplir la falta de acción tanto pública como privada en este tema (que se ha venido postergando con mayor peso a partir de 1982), tendiendo a promover e impulsar que el gobierno argentino busque herramientas a nivel internacional.

A su vez, es la primera organización que trata este tipo de temas pero que tiene una estructura empresarial, no ecologista pura, sino que tiene que ver con el enfoque precautorio, el ecosistémico, la pesca responsable, sostenible, todos temas que tienen obviamente mucho impacto, pero a su vez son necesariamente requisito básico para la planificación empresaria y para la gente que depende de la pesca, directa o indirectamente, que es mucha más de lo que se cree.

El rol del Estado tiene que ir evolucionando en la medida en la que se inserte en el derecho internacional moderno pesquero o marítimo. Si seguimos con legislación o actitudes de hace treinta años, lo que hacemos es pensar que hasta la milla 200 hacemos todo bien pero después no se puede hacer nada. Los peces no reconocer “rayas”.

(P): ¿Qué regiones oceánicas o de recursos de las pesquerías del mundo funcionan y están reguladas? ¿Cuáles no?

(R): Yo entiendo que el Atlántico Sudoeste en este momento debe ser la única región de altamar que no está bajo ningún tipo de ordenamiento, fuera de las jurisdicciones nacionales. El resto del mundo, donde mires, hay una organización: la NAFO, en el Atlántico Norte; la Organización de Pesca del Pacífico Sur; CCAMLR en la Antártida; la organización del atún para el Pacífico; la organización regional de pesca para el Mediterráneo. Donde mires hay organizaciones de manejo con un sistema de gobernanza más o menos establecido y vinculante para todos los Estados miembro.

Lo que quedó en el Atlántico Sur fue la reglamentación argentina en aguas jurisdiccionales y las regulaciones británicas en el área de Malvinas para la zona de pesca que circunda las islas. El resto es, a nuestro criterio, la única zona que carece de reglas de ordenamiento, aunque tiene un potencial productivo que, en años normales, ha sido el doble de la producción argentina. Básicamente en especies que en ese momento ofrecían una abundancia muy grande como era el caso del calamar. Pero si en el Atlántico Sur Occidental se pescaban 2 millones 200 mil toneladas en el año 2015, 1 millón 200 mil las pescaban flotas extranjeras. Estamos hablando de 300 o 400 buques extranjeros pescando en la misma zona. Eso obviamente no era sólo calamar, eran distintas especies sufriendo esa concentración masiva de buques.

El resto de las zonas del mundo han ido tomando distintas acciones y lo que está buscando ahora la Conferencia de las Naciones Unidas es un nuevo instrumento vinculante que obligue, y que vaya más allá de las organizaciones regionales de pesca, a la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad más allá de las 200 millas.

Pero no sólo el derecho nacional habla de organizaciones regionales, el derecho internacional invoca, pide, procura y obliga a que los Estados cooperen en forma de: organizaciones regionales de pesca, subregionales o arreglos para encontrar herramientas de ordenamiento pesquero. No es una obligación encontrarse con una sintonía absoluta con todos los integrantes de los que operan en altamar, sino que uno puede ir avanzando con arreglos y con acuerdos subregionales hasta llegar a un estatus de organización que permita tener una reglamentación acorde con los intereses del país ribereño, que es el primer protagonista y el necesario interesado en hacer esto.

(P): ¿Cuáles son los socios naturales para la República Argentina a nivel región?

(R): Tenemos dos: Brasil y Uruguay. Otros socios que obviamente tienen una presencia incuestionable en el área son los que están pescando en altamar, de los cuales se destacan España, Corea, Taiwán y China. Las últimas dos son las flotas que mayores problemas genera. China tiene 3 mil buques que pescan offshore, además de generar problemas por los subsidios dañinos para la producción pesquera, las condiciones laborales y las necesidades de proteínas que tiene el país y su inserción en el mercado internacional a posteriori, donde también van las empresas argentinas. Hay competencia desleal.

(P): Más allá de la milla 200, OPRAS es fundamental para la conservación y el cuidado de este recurso alimentario tan poderoso para la humanidad, y de su ordenamiento ecosistémico.

(R): El problema es que el abuso de una pesca irregular en el área va a afectar en general a todos, a todo el mercado internacional. No es un problema sólo para Argentina, es un problema general. De ahí que nosotros denunciamos este tema en Naciones Unidas. Se trata de un tema largamente desconocido por la sociedad, o por lo menos no hay una conciencia adecuada sobre él ni a nivel público ni a nivel de la comunidad en general por diferentes motivos, por ejemplo, hábitos alimentarios.

 

Redacción: Pesca Con Ciencia

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