Responsabilidad en Alta Mar

Las últimas informaciones sobre buques extranjeros en la zona, dan certeza a los reclamos y propuestas que la organización viene reiterando en todos los estamentos, con el fin de hallar herramientas apropiadas para regular la explotación de recursos pesqueros en aguas internacionales, procurando sentar así las bases de un nuevo paradigma en la concepcion política nacional e internacional de administración de los recursos pesqueros del área.

Por los recientes hechos informados, los que dieron origen a una presentación sectorial reunido en Intercamaras, parece ser que nuestra declamada soberanía en el Atlántico Sur es objeto de burla por los extranjeros que la violan para adueñarse de nuestros recursos. Fragante y continua conducta con efectos devastadores sobre el ecosistema marino del Área mientras la política se obnubila con la mentada visión geopolítica con único centro en la cuestión Malvinas, despreciando, sin razón válida, el cuidado de otras zonas del Atlántico Sudoccidental y sus recursos.

Contrariamente a lo que alguien pueda pensar, claro que con cierto desconocimiento geográfico, el Atlántico Sur no empieza ni termina en Malvinas. Comienza en el Paralelo de 5 grados (Brasil) y se entiende hasta el de 60 grados donde se convierte en antártico. Es decir que con tres paises costeros y una superficie de 17,65 millones de km2 es un amplio ámbito marino que contiene una muy importante y variada riqueza de recursos vivos y no vivos; recursos vivos que componen una compleja cadena trofica, alimentada y sostenida por las particulares condiciones oceanograficas que favorecen la explosión de vida marina en las plataformas continentales y más allá de estas en el alta mar adyacente. 

Este fenómenal ecosistema viene siendo y está sistemáticamente atacado por extranjeros, que apoyados en grandes subsidios y sin costo laboral que incida en la operación, mantienen grandes flotas en la región depredando y agrediendo los intereses y derechos de los estados costeros. 

Es necesario señalar que no sólo la Argentina se ve afectada por esta irracional actividad de explotación irregular y no reglamentada, sino que lo son los tres paises ribereños y sus recursos quienes sufren y sufrirán las consecuencias, ahora y más aún en el corto y largo plazo.

Si bien la Argentina y su extensa plataforma aparecen como el objetivo más obvio para desplazar estas flotas off-shore hasta el Atlántico Sur, los recursos afectados y el biosistema en claro riego trasciende hoy a la zona jurisdiccional argentina y no son solo sus recursos transzonales y/o simplemente migratorios los violentados sino, y también, aquellos que pertenecen a las otras zonas soberanas regionales.

Es importante destacar, también, la magnitud e integralidad del ecosistema para comprender que la responsabilidad de asegurar la pesca responsable y sustentable va más allá de las aguas jurisdiccionales y trasciende los límites meramente lineales que surgen de la demarcación geográfica.

Los recursos pesqueros son naturalmente migratorios y en su movilidad no se detienen ante dichos límites. Asociados e interdependientes,  dependen para su aprovechamiento racional a largo plazo de políticas y medidas adecuadas a su comportamiento biológico y a la realidad ambiental que los alberga, su medio y la relación entre diferentes especies.

Por ello, nuestra responsabilidad, primariamente pública, en el ordenamiento,  y privada en las conductas de explotación, no termina en la administración de las 200 millas y de los hipotéticos recursos bentonicos  del lecho marítimo. Por el contrario, esa responsabilidad tiene también que ver con lo que ocurre en aguas internacionales, sobre el sistema biológico, sean aguas adyacentes o no adyacentes a las ZEEs. Por ende no es factible ni razonable ni justo desconocer esa responsabilidad integral en términos regionales y focalizar los problemas, sus causas, su origen y las estrategias pesqueras en un area en particular, en este caso, Malvinas, sin perjuicio de reconocerse su importancia geopolítica, las existencias pesqueras en su entorno y la legitimidad del reclamo. 

Esta responsabilidad, en tanto se continúe con la actual depredación y persista la pesca no reglamentada en la region y, al mismo tiempo la argentina siga con su obsesivas estrategias para la recuperación de las Islas, sin considerar soluciones orgánicas y ecosistemicas, concebidas conforme el derecho internacional vigente, será reclamada seguramente por otros intereses legítimos de la region, por la propia comunidad internacional y por nuestras propias generaciones futuras.

Quienes se oponen a buscar maneras y fórmulas de negociación internacional que, aunque con deficiencias sirven para iniciar un proceso de ordenamiento básico, se enceguecen en sus oficinas y despachos y enloquecen con una orgiástica declamación de duros relatos nacionalistas; relatos que persiguen, muchas veces, un mero interés político partidario o ideológico y en otras oportunidades, razones de puro perfilamiento individual en el ámbito público.

El escenario que, desde ya, es fuertemente negativo para la industria pesquera será pronto calificable como una catástrofe ambiental, ocasionada por terceros y por la inmovilidad e impericia de los estados  para enfrentar la situación. Los terceros, agotados los recursos, dejan la region, sin inconveniente alguno, y se irán en busca de otro lugar para expoliar y así sucesivamente. Los ribereños no podrán mudar su geografía, industria y población y en soledad enfrentarán el agotamiento biológico consiguiente.

OPRAS

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